Uno
de los mejores sistemas sanitarios del mundo está en peligro de extinción.
Maniobras evidentes como los intentos de privatización de hospitales y centros
de salud públicos son la punta del iceberg. La constante creación de nuevos
hospitales y centros sanitarios de gestión privada con fondos públicos mientras
se cierran o dejan bajo mínimos los servicios públicos son una realidad que
lleva muchos años teniendo lugar y se ha agravado con la excusa de la crisis
económica.
Escribo
para dejar constancia de la situación de las consultas de pediatría en muchos
centros de la Comunidad de Madrid, y, en particular, del centro en el que he
prestado servicios en los últimos 2 meses (CS Valdelasfuentes, de Alcobendas,
Madrid). Las inaceptables condiciones de la asistencia y el estrés laboral en
que me he visto sumido me han llevado a presentar mi renuncia al cargo a pesar
de los ruegos de muchos de mis pacientes para que siga siendo el pediatra de
sus hijos.
En
primer lugar, el centro se abrió en 2012 por razones políticas sin disponer de
suficientes recursos humanos ni materiales, desmembrando el equipo del Centro
de Salud Marqués de Valdavia (del que he formado parte como personal eventual
durante 3 años de forma ininterrumpida, en el cargo de Médico Pediatra). A dia
de hoy no se dispone aún del material necesario para realizar ciertos
procedimientos diagnósticos y terapéuticos que los profesionales estamos
dispuestos a realizar y se ofertan en la Cartera Estandarizada de Servicios de
la Atención Primaria de la CAM. Ello obliga a aumentar las derivaciones al
nivel hospitalario y con el ello el gasto sanitario y a realizar mayor número
de tratamientos empíricos con el coste en farmacia y el riesgo injustificado de
efectos secundarios para los pacientes.
En
segundo lugar, el centro de mi denuncia. En línea con lo que ocurre en la
mayoría de centros sanitarios públicos de la Comunidad, las agendas están
diseñadas con una presión asistencial absolutamente desproporcionada para la
plantilla y la demanda asistencial. Esto vulnera gravemente las condiciones en
las que se presta la asistencia sanitaria. La agenda de pediatría dispone de 50
huecos para consultas médicas: Cada 5 minutos para consultas a demanda y con 4
pares de huecos de 10 minutos para consultas concertadas y revisiones del niño
sano, a los que se añaden los pacientes sin cita que lo soliciten. Revisionesbibliográficas como la realizada en 2013 por Delia Outomuro y Andrea MarielActis reflejan una duración media de las consultas clínicas en Madrid de unos
10 minutos (sin distinguir en qué ámbito se ejercen) y apuntan a que son
necesarios un mínimo de 18 minutos por consulta para el desarrollo de una
adecuada relación médico-paciente y un ejercicio adecuado de la asistencia sanitaria.
El
resultado es el de una mayoría de profesionales que trabajan como si fueran
peones de una cadena de montaje, echando literalmente de las consultas a sus
pacientes para poder ajustarse a las agendas; y una minoría, entre la que me
incluyo, que somos incapaces de dar ese tipo de atención y, luchando por que la
asistencia sanitaria siga siendo un acto humano y de la máxima calidad
científica y técnica posible, generamos demoras inaceptables para la mayoría de
pacientes y para nosotros mismos, con el evidente malestar que genera para
todos. Éste se refleja en forma de reclamaciones por parte de los usuarios, mal
ambiente laboral y una presión continua desde la dirección (en mi caso
limitándome el acceso a turnos conciliables con la vida familiar y con amenazas
de no renovación del contrato) e incluso de muchos compañeros, para que nos
ajustemos a las agendas y dejemos de lado nuestra “ineficiente” forma de
atender a los pacientes.
Si
les preguntamos su opinión a estos últimos, nos responden con una confianza y
solidez que han sido mi motor para seguir esforzándome al máximo en los casi 4
años que he trabajado en la Atención Primaria madrileña y que quedan patentes
en manifestaciones públicas, recogidas de firmas de apoyo y cartas como las
publicadas en el diario 7 días de Alcobendas o las remitidas en 5 ocasiones por
la Unidad de Atención al Paciente para transmitirme la satisfacción manifiesta
de mis pacientes y felicitarme por mi forma de trabajar.
CARTA
DE PACIENTES DE PEDIATRIA DE ALCOBENDAS
Cuando
sales de la consulta de Enrique, te vas tranquila. Sabes que ha examinado a tu
bebé con detenimiento, que le ha dedicado el tiempo necesario, ha resuelto
todas tus dudas y te ha explicado cada punto con detalle y amabilidad.
El
precio que ha pagado por ejercer la pediatría de esta forma ha sido muy caro.
Se ha visto obligado a presentar su dimisión en un centro de salud de
Alcobendas ante las presiones recibidas para que dedique menos tiempo a cada
paciente. Tienen cinco minutos para cada niño. Cinco minutos. Un tiempo en el
que, evidentemente, es imposible atender a alguien como lo necesita, sobre todo
si se trata de un sector tan vulnerable como el de los niños pequeños. Las
familias de Alcobendas no nos resignamos a perder a un profesional como él y
exigimos que se le permita volver y ejercer su trabajo con mayor libertad de
tiempos. Los pacientes no somos clientes de una empresa que debe buscar el
máximo beneficio. Somos usuarios de un sistema público de salud que pagamos
entre todos con nuestros impuestos y que tiene que otorgarnos a nosotros y a
nuestros hijos la mejor atención posible. Debería premiar a profesionales como
Enrique y no castigarlos así.
Pacientes
de pediatría de Alcobendas